Empeñados en construir fronteras

A raíz de algunas noticias que he leído últimamente, hace unos días que le doy vueltas a una idea en mi cabeza, más que una idea es una duda, una cuestión que me planteo con respecto a cierta actitud del ser humano desde sus orígenes.

Me pregunto si constituye una característica innata o adquirida el hecho de segregarse en tribus, de aislarse de otras razas, de dividirse según su religión, su nacionalidad, su lengua o sus ideas políticas, así hasta un sinfín de rasgos que nos diferencian a unos de otros y que, por ese motivo, convierten a cada persona en única e irrepetible, lo que no significa que debamos vivir aislados de los demás, ya que si sólo apreciásemos nuestras diferencias no tendríamos pareja ni amigos, ni compañeros, porque es evidente que nadie es exactamente igual a uno mismo, de hecho siempre se ha dicho que "los polos opuestos se atraen", y siguiendo con refranes "en la variedad está el gusto".

En caso contrario, resultaría muy aburrido que todos opinásemos siempre lo mismo sin aportar nuevas ideas o puntos de vista distintos, no habría debates ni polémicas, ni siquiera conversaciones interesantes, lo que nos convertiría en clones a unos de otros.


                                 
Por otra parte, cada vez nos consideramos más modernos, más abiertos, más dispuestos a relacionarnos con otras culturas aprendiendo nuevos idiomas, viajando a otros países, incluso a otros continentes. Algunos se enorgullecen de pensar que no debería haber fronteras y que somos ciudadanos del mundo.
Además, desde que existen las redes sociales, muchos nos relacionamos con gente de otras provincias, de otras comunidades e incluso de otros países, hay quien presume de tener "amigos", "contactos" o "seguidores" por todo el mundo, el idioma ya no es un impedimento.

No obstante, la realidad a pie de calle es bien distinta, salta a la vista el afán de muchas personas por encerrarse dentro de sus fronteras, por levantar nuevos muros y aislarse de sus vecinos, incluso de sus paisanos. Ciertas personas se empeñan en buscar las diferencias que nos separan y no las similitudes que nos acercan y por mucho que se consideren modernos y civilizados, lo que demuestran y enseñan al resto del mundo es su lado más primitivo, el de aislarse en tribus y cuevas.

A eso le añadimos el fomentar la doctrina de segregación en sus descendientes, algo que considero bastante mezquino, pues no hay nada más moldeable que la mentalidad de un niño para ir introduciendo las ideas que a sus progenitores les venga en gana, sin considerar el hecho de que todo ser humano tiene derecho a pensar con libertad y no a convertirse en un clon de sus propios padres.

Me sigo preguntando si realmente ciertas cuestiones que afectan a la sociedad, se analizan con objetividad e imparcialidad o simplemente con el más puro egoísmo, sin pararse a pensar en las consecuencias que afectarían a sus descendientes en el futuro.

Es lamentable darse cuenta que sólo si se produjera una catástrofe a nivel mundial, o si nos atacara una especie invasora de otro planeta, entonces sí nos uniríamos como seres humanos para defender la Tierra, pero mientras eso no ocurra, seguiremos luchando entre nosotros y construyendo nuevos muros que nos separan cada vez más y más.

Comentarios