El Parque del Buen Retiro

Como todas las grandes ciudades Madrid también posee un gran parque en su interior, El Parque del Buen Retiro, que aporta naturaleza, recreo, deporte, ocio y por supuesto, oxígeno a la ciudad.
Con sus más de 100 hectáreas abarca un importante espacio para que los madrileños y los visitantes que nos desplazamos hasta allí podamos disfrutar y recrearnos con ese regalo que nos ofrece el centro de la capital.
Las primeras noticias del parque se remontan a la época de los Reyes Católicos, entonces eran los jardines del antiguo Palacio Real, ya demolido, después en el reinado de Felipe II adquirió su nombre como un lugar de retiro de los monarcas. Sucesivamente fue cambiando de aspecto según los gustos de los reyes de cada época, hasta que a finales del siglo XIX pasó a cargo del ayuntamiento de Madrid abriéndose para todo el público.


Uno de los lugares más conocidos y fotografiados es El Estanque, con el monumento a Alfonso XII al fondo, encargado por su esposa, la reina María Cristina, el rey a caballo rodeado de una columnata.
Con sol o nublado, como esta tarde, siempre resulta un placer contemplar sus aguas salpicadas de barquitas con gente remando y pasando un buen rato.
Alrededor del estanque hay toda una diversidad de pasatiempos para todas las edades,  grupos de músicos callejeros, mimos, payasos, teatros de títeres, vendedores ambulantes...
Da gusto poder moverse por este espacio sin coches, cuando estamos dentro nos olvidamos del tráfico de la ciudad.



Continuamos nuestra excursión por el Parque cuando aparece ante nosotros este precioso edificio, el Palacio de Cristal, su belleza radica realmente en su exterior, pues aunque he podido contemplarlo desde dentro, en mi opinión, aparte del mérito de su propia arquitectura, visto desde fuera gana mucho en hermosura.
Por lo visto, el hecho de que se construyera en hierro y cristal fue para mostrar, en otros tiempos, la fauna traída desde Filipinas, entonces colonia española.
El entorno que lo acompaña lo hace más bello si cabe, el lago, los árboles, las aves y toda la naturaleza que lo rodea.


Conviene venir con calzado cómodo para moverse por aquí y recorrer los distintos senderos que nos ofrece este agradable lugar, es mejor andar despacio y recrearnos en el relajante sonido de los cantos de los pájaros. Querer verlo todo en una tarde no es posible, es una extensión bastante amplia y hay tantas cosas bonitas que conocer, que resulta recomendable organizarse para ver unas zonas concretas, o si tenemos más tiempo, pasar el día completo desde por la mañana.


Para los amantes de las flores, hay un jardín lleno de rosas de todos los colores y aromas, La Rosaleda, realizada en 1915 por el jardinero Mayor del Retiro Cecilio Rodríguez, que ahora, en plena primavera, está en todo su esplendor.



Otro pabellón dedicado a fines culturales es el Palacio de Velázquez, construido también como el Palacio de Cristal por Ricardo Velázquez Bosco a finales del siglo XIX, fue creado para albergar una exposición sobre minería y artes metalúgicas.
Hoy en día se aprovecha para celebrar en su interior distintos tipos de exposiciones.

Palacio de Velázquez

Fuente de los Galápagos
El parque cuenta también con varias fuentes de gran valor artístico, una de ellas es La Fuente de los Galápagos, que se construyó en 1832 para conmemorar el nacimiento de la reina Isabel II, tiene varios surtidores en forma de galápagos y ranas, cuatro angelotes, varios delfines y una caracola.



Algo cansados damos por concluida nuestra visita a este magnífico Parque, pero volveremos algún día con más tiempo para poder deleitarnos con otras maravillas que hoy no hemos podido contemplar.
Antes de salir pasamos también por la antigua Casa de fieras, antes de que existiera el zoo de Madrid, desde 1770 hasta 1972. Me llama la atención el Duende tocando la flauta subido en lo que fue la Osera.


Si necesitáis más información y detalles prácticos os dejo este enlace:



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