Hace mucho tiempo soñé que volaba

El sueño de volar como un pájaro, sin ataduras, por encima de los edificios, de las personas, escapando del suelo sin dejarnos atrapar, tiene un significado muy real, no es preciso buscarlo en ningún libro especializado en esos temas.

El subconsciente nos lleva ventaja, sabe de antemano nuestras necesidades y las muestra en los sueños, en ese lenguaje propio y tan suyo que con la juventud o inexperiencia de la vida, aún no somos capaces de interpretar ni de traducir en la vida real.


Es un sueño recurrente durante un período determinado de nuestra vida, que llega a su fin cuando nos damos cuenta de que la mente nos está pidiendo a gritos un cambio, un paso adelante, una innovación en nuestras rutinas.

Y ahí es cuando intervienen el cerebro y el corazón, ya despiertos, para darnos una interpretación real de nuestras necesidades más profundas, de las carencias que, sin percatarnos apenas de su existencia afloran en determinadas ocasiones, mientras dormimos.

Para algunas personas puede tratarse de realizar un proyecto que tenían olvidado en un rincón de su mente y que nunca se atrevieron a llevar a cabo, o un cambio de trabajo porque se sienten estancados y ya no les motiva lo que hacen. Otros se han dado cuenta de que necesitan ampliar sus conocimientos volviendo a estudiar y matriculándose en algún curso, puede ser un cambio de domicilio, de ciudad o incluso de país.
También habrá casos en los que el sentido de volar sea más emocional, convirtiéndose en el deseo de escapar de la infelicidad.

Sea como sea, si os ha pasado alguna vez, no dejéis que os corten las alas.

Me quedo con esta frase de Benjamin Franklin

"¿Te gusta la vida? En tal caso, no malgastes el tiempo, ya que es el material del que está hecha".


Comentarios

  1. Estimada Almudena: una vez más gracias por tu dosis de energía positiva. Para mi es muy importante darnos cuenta de que podemos cambiar si queremos y que la forma de ver la vida nos condiciona nuestro futuro.

    Si cambiamos la forma de ver las cosas nos transformamos.Cambiar es una decisión, mejorar es una decisión, amar es una decisión y
    ser felices es una decisión.
    En definitiva , cambiar y mejorar es ponerle a la vida otro enfoque y eso depende de nosotros mismos,ya que nadie lo puede hacer por nosotros.

    Si buscamos dentro de nosotros encontraremos que todos tenemos cosas muy positivas, potencialidades y logros/retos que podemos conseguir a lo largo de nuestra vida que nos ayudarán a construir un sistema de creencias y así podemos potenciarlas y crecer.

    Para terminar te dejo un cuento "El águila que se convirtió en gallina ". Dice así:

    Érase una vez un águila que fue criada en un gallinero. Creció pensando que era una gallina.
    Era una gallina extraña y eso le hacía sufrir.
    ¡Qué tristeza cuando se veía reflejada en los espejos de los pozos de agua!...¡Era tan diferente!
    El pico era demasiado grande, además impropio para comer grano, como hacían todas las otras. Sus ojos tenían un aire feroz, diferente de la mirada amedrentada de las gallinas, que tanto le gustaban al gallo. Era muy grande, atlética.
    Con certeza sufría de alguna enfermedad...
    El águila sólo quería una cosa: ser una gallina común, como todas las otras. Hacía un esfuerzo enorme para eso. Intentaba moverse con el bamboleo propio de las gallinas, andaba medio agachada, para no destacar por la altura, tomaba lecciones de cacareo.
    Y lo que más quería: que su cacareo tuviera el mismo sonido familiar y acogedor del cacareo de las gallinas.
    ¡El suyo era diferente, inconfundible!
    Sucedió que un día, un alpinista que se dirigía para la cumbre de las montañas pasó por allí. Los alpinistas son personas a los que les gustaría ser águilas: como no pueden, hacen aquello que más se acerca, con sus pies y sus manos, trepan hacia las alturas donde ellas viven y vuelan. Y se posan allá, mirando para abajo, imaginando que sería magnífico si fuesen águilas y pudiesen volar.
    El alpinista vio el águila en el gallinero y se asustó.
    -¿Qué haces tú, un águila, viviendo en medio de un gallinero?-le preguntó
    Ella pensó que le estaba gastando una broma y se enfadó.
    -No me hace gracia. Las águilas son tontas. Yo soy una gallina en cuerpo y alma aunque no lo parezca.
    -Una gallina es otra cosa, replicó el alpinista. Tu tienes el pico de un águila, la mirada de un águila, el graznido de un águila… ¡Eres un águila!¡Deberías estar volando!- Dijo, señalando hacia unos minúsculos puntos negros en el cielo, muy lejos, donde unas águilas volaban, cerca de los picos de las montañas.
    -Dios me libre. Tengo vértigo de las alturas. Me da miedo. La máxima altura para mí es el segundo escalón del gallinero. Le respondió.
    El alpinista no le hizo caso...
    Agarró el águila y la metió dentro de un saco, y continuó su marcha para lo alto de las montañas. Cuando llegó allí escogió el abismo más profundo, abrió el saco y arrojó el águila al vacío.
    El águila cayó. Aterrorizada, se debatió furiosamente, procurando agarrarse a algo. Pero, no había nada. Sólo sentía que le estorbaban las alas.
    Y fue entonces cuando algo nuevo sucedió. Del interior de su cuerpo gallináceo, un águila que había estado mucho tiempo adormecida y olvidada, se acordó, extendió sus alas y, de repente… voló.

    Con cariño:Eloy Rubio Aranda

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  2. Buenas tardes Eloy, te agradezco que valores de esta forma mi post, creo que todos debemos descubrir aquello que, de verdad, nos hace felices, siempre que esté en nuestra mano y tengamos posibilidades claro. Gracias también por esta bonita fábula.
    Saludos.

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